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Pedro Brull

PEDRO BRULL
"De los pesos pesados soy el más flaquito" 

 

"Soy el conejillo de indias de Gilberto Santa Rosa", "ahora canto en tonos más altos", dice ‘El sonero de peso completo’, quien tiene entre sus compositoras a la caleña María Isabel Saavedra.

Por Isabel Peláez R. Reportera de El Pais

Dice que pudo ser beisbolista, que estuvo en las grandes ligas de ‘La pelota caliente’, pero se cansó de tanto esfuerzo físico.

Admite que carga con la frustración de no saber leer partituras musicales y que en el baño de su casa hizo su primera audición, cuando un vecino, que lo escuchó cantar, lo invitó a hacer parte de una agrupación de barrio, la Orquesta Son.

Quisiera haber sido galán de telenovela o graduarse como músico de verdad verdad, pero su diploma lo obtuvo a pura garganta, tras 24 años en toda una institución de la salsa, La Mulenze. Allí constantó que sus cuerdas vocales no mienten y que así gordito lo quieren, como canta a dúo con Tito Nieves.

Pedro Brull, llamado ‘El sonero de peso completo", no sólo por su voluminosa figura, sino por la gran talla de su voz y su talento, se despidió de La Mulenze, para abrirse paso como solista, de la mano nada menos que de un caballero, de Gilberto Santa Rosa. Y muy bien acompañado: por el ‘Sonero de la juventud’ Víctor Manuelle y de la compositora caleña, y una de las favoritas de Armando Manzanero, María Isabel Saavedra.

Tras enrumbar a los caleños a punta de sus éxitos: No es porque te Quiero, Buscando Aventuras, Puede, Quédate, Pronóstico, No Pude Evitarlo, No Cabe Duda, Intensamente y Vuelvo a Fallar, Brull habló con El Pais de su debut como solista con Pronósticos.

¿Cuál es su pronóstico de Pronósticos?

Es un álbum de colección, mi primero como solista. Es una producción de Gilberto Santa Rosa y canto con él y con Víctor Manuelle. Ellos me prestaron su equipo de trabajo, a su productor: José Lugo y a talentosos compositores como María Isabel Saavedra y Diego Javier. Esta producción se hizo gracias a que Gilberto decidió crear un sello discográfico, ampliar su compañía dedicada a los eventos y entrar al negocio de la producción de discos. Soy su conejillo de indias. Mi visión es evolucionar, establecerme como solista. Uno no se debe quedar diciendo: "No lo quise intentar o no lo pude hacer", sino darse a la tarea de cumplir su sueño. Este disco es todo para mí, un nuevo estilo de proyectar la música.

¿Qué lo impulsó a dar ese paso, teniendo tanto reconocimiento en La Mulenze?

La Mulenze estuvo más de cinco años sin grabar y ante la indecisión y la falta de recursos se estancaron las cosas y no quería hundirme con el barco, sino evolucionar.

¿Sus ex compañeros cómo tomaron su decisión?

Fue triste, fueron 24 años. Pero llegó un momento en que el trabajo recaía sobre mis hombros, a nivel vocal y administrativo, por ciertas situaciones de la orquesta. No obstante, el 80% estaba de acuerdo en que el paso que dí era bien positivo para mi carrera.

¿Cuál fue el momento más significativo en La Mulenze?

Los primeros pasos, del 80 al 89, fueron importantes. Éramos jóvenes, rebeldes, no íbamos a la par con lo establecido musicalmente. Logramos traer, al estilo de La Mulenze, sintetizadores. Éramos pocas las orquestas: Gran Combo, Bobby Valentín, Ponceña, Willy Rosario. Al entrar nosotros creamos un concepto, un estilo de cantar, vivimos de la música por nueve años.

¿Qué va a conservar de ese estilo y en qué va a innovar?

En este disco, Pronóstico, no conservo el estilo de La Mulenze, ritmo, bajo, piano, trombones y trompetas. Yo tengo ritmo, bajo, piano, dos trompetas, un trombón y un barítono. Cambia el formato y la tesitura, recayendo en lo rítmico, en el barítono y el trombón. Pero me permite evolucionar. Ahora canto en unos tonos más altos.

 

En sus propias palabras
"Tomé la decisión correcta, aunque un poquito dura. Pienso que cumplí mi misión con mis colegas, dediqué 24 años de mi vida a la orquesta Mulenze, pero el barco se empezó a hundir. Afortunadamente, para mí, surgió la alternativa de grabar solo y dije: ‘En este barco yo me voy a montar’".









¿Cómo ha sido el trabajo con Gilberto Santa Rosa?

Maravilloso. Aunque él comenzó un poquito antes, a los 15 años, para los años setenta y pico nos reuníamos en fiestas familiares, nos poníamos a cantar o hacíamos música de otras orquestas y de ahí surge, además de lo musical, una hermandad preciosa con él. Gilberto es un ser humano excepcional, bien dado, brillante, un visionario.

¿Cuáles son para usted los pesos pesados de la salsa?

Maelo Ruiz, Tito Nieves y yo, aunque de los pesos pesados soy el más flaquito. Además de ser buenos cantantes, tienen una buena vibra, un sentido del humor maravilloso. Nos une una gran hermandad. No somos amigos, somos hermanos. Te diría que somos los pesos pesados de la salsa. Si hay alguno más, que tire la primera piedra.

En la salsa no es importante el físico. ¿Pero en algún momento lo acomplejó el peso?

Nunca ha estado en mi cabeza eso, nunca le he prestado atención. Antes de ser cantante corría ocho millas diarias, hacía mucho ejercicio, me gustaba mucho el baloncesto, el béisbol. Fui a un campo de entrenamiento de grandes ligas con el equipo de San Francisco. Pero le dije a mi papá: "Esto no es lo mío". Me puso a estudiar y me dijo: "Cuando termines tu bachillerato y me entregues tu diploma, haces lo que te dé la gana" y el tiempo le dio la razón. Mi vida ha sido maravillosa, no me puedo quejar.

Así gordito lo quieren...

Sí. En este disco está ese tema que grabé con Tito Nieves: Así Gordito me Quieren. El día que le fuimos a poner la voz, nos reunimos con Gilberto y Víctor Manuel. Y todo lo que se escucha en ese tema fluyó en esa fiesta.

¿Tiene alguna frustración como músico?

Haber sido un galán de novela. Interesante pregunta, no es común que me la hagan, pero me hubiera gustado leer un papel de música. Gracias a Dios, mis compañeros de La Mulenze me enseñaban cómo cantar, cómo utilizar la escala musical. Luego tomé clases con Fonseca, un maestro de canto en Puerto Rico, que me ayudó a mejorar y utilizar la voz, porque en el 78, 79, me quedaba ronco, por el exceso de trabajo que tenía.

¿Toca algún instrumento?

Cuiro, maraca, palito, de ahí más nada.

¿Cuál ha sido el momento musical más inolvidable?

La primera vez que me monté en un avión para venir a Panamá y a Colombia. Estos países son mis mejores plazas. Aceptaron mi música, mi estilo de cantar y así, gordito, me quieren. 

 

 
   
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